Antes y después en el mundo de los desguaces

Si quieres ver una muestra de cómo han cambiado los usos comerciales en el mundo del motor, no tienes más que visitar esta web, donde podrás comprobar que ya nada es como hace menos de una generación. Ahora los pequeños comercios tienen muy difícil hacer cada uno la guerra por su lado, y por eso tienden a agruparse en torno a iniciativas como esta página web, que concentra a cientos de empresas que trabajan como centros autorizados de tratamiento para la retirada y desguace de vehículos, y que por tanto también venden a conductores particulares piezas usadas que se encuentran en un buen estado de conservación y funcionamiento.

Para un comprador cualquiera que se siente delante de la pantalla de su ordenador es tan sencillo el proceso como seleccionar la marca del vehículo y la pieza que desea, así como el año de fabricación. Solo falta por añadir unos pequeños datos de contacto a través de un formulario, y esperar a que en pocos minutos un comercial de la empresa nos devuelva la llamada y nos indique qué opciones tenemos para adquirir la pieza que estamos buscando y cuáles son las condiciones de pago. Así de sencillo.

Hay que destacar en todo caso que comprar piezas procedentes de desguace no significa otra cosa que garantía total para nosotros como compradores, ya que todas y cada una de las que se ponen a la venta han sido previamente revisadas por los trabajadores del desguace y seleccionadas por haber estimado que cumplían con las condiciones mínimas para poder ser puestas a disposición de los clientes.

Una vez que se extraen del vehículo todas las piezas que se consideran válidas, los residuos y componentes tóxicos se separan y se llevan a los contenedores especiales, para que más tarde las empresas de reciclaje se lleven estos restos a los respectivos centros especiales de tratamiento. De ese modo las empresas de desguace cumplen con su cometido de centros de tratamiento de residuos generados por los vehículos, y que la ley les encomienda de forma exclusiva. Por decirlo de algún modo, si los desguaces no existieran, habría que inventarlos para evitar que todos los vehículos inutilizados se retiraran de la vía pública y sus residuos sin control contaminaran nuestros suelos y nuestras fuentes de agua. Así pues, cumplen un cometido muy valioso, al mismo tiempo que hacen posible que muchos conductores ahorren dinero en la renovación de sus vehículos gracias a la adquisición de componentes a un precio muy reducido.

Y ahora más que nunca gracias a la irrupción de los directorios de empresas y la difusión a través de redes sociales es más fácil que nunca encontrar un desguace en cualquier punto de España que tenga la pieza que justo andamos buscando.