Decora tu local con materiales de desguace

La originalidad es la norma. Ya no vale con montar un bar de tapas cualquiera y dejar que los clientes vengan solos como moscas, porque las cosas ya no funcionan así. Las reglas del juego han cambiado y lo que se lleva ahora es la originalidad a la hora de dar de comer a la clientela. Los empresarios hosteleros lo saben bien y por eso se están sumando con furor a esta carrera en pos de conseguir el local más original posible para hacerse los más famosos de la ciudad.

Las propuestas son de todo tipo. Se puede buscar la originalidad desde la propia carta del menú o hacerlo todo a lo grande, incluyendo no solo comidas exóticas o novedosas, sino también buscando una decoración distinta para crear un ambiente único.

No son pocos los locales de restauración que han abierto basando su decoración en materiales reciclados, en desuso, vintage o directamente con piezas de desguace, limpiadas y acondicionadas de forma conveniente. Eso sí, hay que tener en cuenta que si se quiere montar un local de estas características va a haber más probabilidades de éxito si se hace en una ciudad grande, más abierta a este tipo de innovaciones, que en pueblo o ciudad pequeña. No es lo mismo abrir un restaurante decorado con piezas de desguace en valencia, Madrid, Sevilla, Bilbao o Barcelona que hacerlo en un pueblo de 10.000 habitantes, porque lo que en unos sitios es un punto a favor, en otros puede jugar justo en sentido contrario.

El reciclaje es una actitud que también está de moda en general en muchos ámbitos. La gente, especialmente la población joven, es más proclive a aceptar de buen grado este tipo de iniciativas y las acogen con más simpatía. Incluso se puede ir huyendo precisamente de ambientes demasiado elitistas, buscando sitios que tengan un halo más interesante o que evoque sensaciones.

También puede ser una buena idea organizar una decoración temática  a partir de alguna película, serie o libro de reconocida fama, ya que de esa forma se atraerá de forma inevitable a los seguidores de esas historias, sean más o menos “frikis”. Pero por el mero hecho de frecuentar sitios con ambientes distintos, seguro que atrae a muchos curiosos que están ya aburridos de visitar los mismos sitios, siempre tan parecidos entre sí.

La propuesta más rompedora en ese sentido es la de un restaurante madrileño que se podría calificar de “virtual” puesto que los comensales reservan mesa sin saber ni dónde van a comer ni cuál va a ser el menú, y no es hasta el último momento cuando se les dice la dirección del local que se va a acondicionar para la ocasión. Toda una experiencia.